Era una mujer triste. Hasta que un día empezó a deshacerse de sus lágrimas.
Lloró y lloró durante horas, no podía parar. Comenzó como una especie de simbiosis con la lluvia que le mostraba el mundo húmedo a través de la ventana. Una
y otra
y otra.
Cuando dejó de llorar todo había cambiado. un charco de agua salada se mezclaba con la lluvia que entraba por la ventana.
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