En la cocina hay hormigas. Están por todas partes, y ahora ya pasaron al comedor.
Una hormiga se me subio al vestido. Soplé la hormiga, me saqué el vestido por si habia mas.
Al rato, una hormiga trepaba por mi cintura. Nadie me creeria si dijera que me siento mal por haber matado una hormiguita.
Y me siento muy mal.
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