11 diciembre, 2007

esta es la historia de un pañuelo. una historia como la de cualquier pañuelo del mundo...hasta que dejó de serlo.

Había una vez un pañuelo que nació en Singapur. Lo fabricaron junto con miles de pañuelos como él para ser vendido en mantas, paños y puestos ambulantes de todo el mundo por gente (alguna también nacida en Singapur) que no tenía los papeles que los otros querían que tuvieran; permiso de trabajo, de residencia, de estancia en la tierra. Pero esa es otra historia.

Éste era un pañuelo color azul violeta, plateado, 'cósmico, señorita!, se atrevió a poetizar el vendedor. Era cósmico. Y lo demostró elevándose en un viaje intercontinental. Cruzó el océano atlántico y el mar mediterráneo, no precisamente en ese orden. Estuvo en milan, buenos aires, rosario, santa fe, argentina, donde pasó de llamarse foulard a ser un echarpe.
Vio el paraná y disfrutó de las primeras noches de verano enredado en el cuello de su dueña que no era su dueña sino su portadora.

Viajó cientos de quilómetros hasta llegar a la tierra en la que debia cumplir su misión.

(Los pañuelos tienen una mision?)

(Y vos?)

El pañuelo cósmico desapareció una mañana de verano en el hemisferio sur. Se fue sin dejar rastro, sin volar ampulosamente, sin ser echado en falta hasta muchas horas después, cuando la portadora descubrió, al levantarse el vientito de la tarde, que se había escurrido de su cartera como por arte de magia.

Lo buscaron. Preguntaron en el ciber. Miraron en la calle. Recordaron los zapatitos de niño colgados en alguna ventana, o en el colectivo por algun humano con espíritu gregario, esperanzados...

pero no estaba

el pañuelo cósmico pasó al otro lado, el de los objetos perdidos,las lámparas rotas y los pedazos de papel con extrañas letras que una encuentra caminando por la calle.



Y cumplió su cometido, aunque nunca sepamos cuál era.

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