11 noviembre, 2004

Disculpe que lo moleste a estas horas, pero es que resulta que me di cuenta....bueno gracias. Decía, que me di cuenta...si, sin leche. Me di cuenta que tengo manos. Me encanta ese aroma. Nunca me fijo en mis manos, y en que podría salir de ellas si quisiera. Podría salir de mi misma, si quisiera. Pero me parece que no quiero, que se yo. Gracias.

Bue, la cuestión más que nada, es que nada sirve para nada. Y si nada sirve, entonces escribir tampoco. Ni hablar.Y a mi me gusta escribir, pero pienso: para qué? Para nada. A veces no quiero ni pensar en escribir. Entonces no escribo, y tampoco sirve de nada. Me hago un lio. Y bueno. Que se yo. Usted que piensa?



Ah...claro. Sí,es cierto, la verdad. Pero a veces se transforma en un alegato al ego. Alegato, suena a alligator. Que feo. Ve lo que quiero decir? Que me voy por las ramas. Se me van las palabras por las ramas. Se trepan, se quedan ahi, me miran y se me cagan de risa...no soy muy bien hablada, a veces. Aquí se está bien, no hace frío. Dicen que la cota de nieve va a bajar a los 800 metros. Pero por qué hablamos de esto? No tiene sentido, no? Como todo.

A veces el silencio dice más. Siempre dice más, y siempre está en medio. El silencio y ese humo de incienso que dibuja formas en la pared. Qué marca es? Yo antes compraba uno de sándalo, pero desde que lo usé en una epoca triste...me trae malos recuerdos. Suele pasar. Con las canciones, con los aromas. Usted también anda descalzo? Eso es bueno,dicen que descarga la energía. Te conecta con la tierra. Somos muy antinaturales ahora, no le parece? Viviendo entre cemento, con electricidad en todas partes. Hay días eléctricos, en que no puedo peinarme. En serio le digo! Pero no importa, también ando en poncho, y la gente no me entiende. La gente-en-masa- no suele entender lo que no son ellos. Me entristece eso. Y me dan ganas de dormir, para no acordarme que la gente a veces es demasiada gente. Siempre diría. Y a veces, la gente duele. Casi siempre. Sí. Claro, eso mismo. Además, somos como kamikazes, no? La gente duele, y salimos en busca de gente que se choca con nosotros. Y nos vamos volviendo finitos, pulidos, suaves al tacto de tanto chocar, mansitos como borreguitos. Pobres animales, nosotros como especie en el poder. Se supone. No sabemos estar solos, no. Pero por más que estemos acompañados, somos, en algún aspecto, como islas. Islas espirituales. Espíritus islas a lo mejor, las palabras no importan.

Parece que está goteando. Es lindo el ruido de la lluvia, sobre todo para estar en silencio.

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