26 agosto, 2004

Vuelta de sartén

El otro dí­a en la cocina me dio por pensar que a lo mejor somos como gotas. Que nuestras vidas, nuestras líneas de pensamiento, transcurren como los caminos que forma el aceite cuando echamos un poco en la sartén y después la inclinamos para que se distribuya (... y al final caemos en que hay que ponerle más o enchastrarse las manos) .



Y no nos damos cuenta de que, como esas gotitas de aceite, sólo pasamos por el canal que ya fue abierto por otras en el antes eterno de hace un rato. Antes, mucho antes de que nosotros lo recordemos, miles de cientos de otras gotas han pasado por el camino que descubrimos y creemos nuevo en nuestro presente. Una senda vieja, abierta alguna vez quién sabe por quién, seca e invisible a nuestros ojos...hasta que se deja ver.



¿Y si no es más que eso? ¿Y si somos como gotas? Si es así, nada puede desviarnos del camino por el que elegimos discurrir salvo, quizás (por suerte o por desgracia para las gotas desviadas), una vuelta "imprevista" y trágica de la sartén, que lo cambia todo.

24 agosto, 2004

¿...?

¿Y cuando el alma no puede más y se cansa?

El alma no se cansa.

Pero yo sí­.

Tu no eres sólo un alma.

Pero sólo soy.

Sí.

Entonces, ¿y si sólo me canso?

Duerme y sueña que vives, somos todos un reflejo.

Y entonces, ¿cómo?

Cierra un momento los ojos

hasta que la vida, en sueños, te despierte.

20 agosto, 2004

El comienzo del fin de un mundo



El 24 de aquel mes tardó en amanecer más que cualquier otro día. De lejos, el pueblo parecía una acuarela desdibujada por el viento de tormenta, y aunque todos notaron la agitación extraña de los animales, se vistieron con sus mejores trajes y se dirigieron a la plaza porque era el día señalado, la gran fiesta.



La banda empezó a tocar, y la gente reía y bailaba, pero en el fondo sabían que aquel mundo de rituales y sueños protegidos por la selva iba a dejar de existir. Nadie conocía el momento exacto en que acabaría, sólo lo sabían. Era una especie de intuición colectiva que no se comentaba entre los vecinos, una certeza que no necesitaba ser dicha.




La celebración estaba en su apogeo cuando, de repente, todo se detuvo. Los músicos dejaron de tocar y miraron hacia el camino. Se hizo el silencio. Una humareda oscura, enorme, se dirigía hacia ellos a gran velocidad.

Empezó a llover enérgicamente.

Todos quietos, con sus vasos en la mano, sin respirar siquiera, esperaban el cumplimiento de un augurio secreto.



Y fue entonces, en la tarde del 24 de Marzo de 1956, cuando por primera vez un enorme camión de Coca-Cola irrumpió tocando la bocina, alegre, en el medio de la plaza, ante la mirada atónita de los habitantes de la aldea.


17 agosto, 2004

Cuarenta rosas

Barcelona, 11 de la mañana del 17 de Agosto. En un departamento duerme una persona de vacaciones, que anoche se acostó tarde. Sí, yo, bue, sigamos. Hacen 27 grados, mucha humedad, parece que va a llover, pero parece nomás. De repente, a través de las persianas, llega la voz de un hombre, bastante desagradable, que habla por un megáfono: ¡LES DOY CUARENTA...

(pausa de una micronésima de segundo si es que existe: la entonces durmiente mediodespierta, medio piensa: mierda, la policí­a, nos da 40 segundos para abandonar el edificio con las manos en alto, no se resistan, están rodeados.)



...CUARENTA ROSA' POR TRES EURO', SEÑORA' , CABALLERO', EN DOS PAQUETE' DE VEINTE, SEÑORA', MIRE QUE ROSA'!




Y sigue: ¡ 40 rosas 3 euros, nos vamos a marchar, señora! Con ese tono bien podría estar diciendo: ¡que le he dicho que compre ya de una puta vez, o las vamos a tener!. Pueden llevar dos colore', voy a estar unos minuto' miren, sus vecinas las están llevando muy bien (no compraba ni dios). ¡Último día de oferta, aprovéchelas, caballero!

No, esto nunca había pasado, ni el principio de la oferta ni nada parecido.

Estuvo delante de casa gritando cuarenta rosa' justo el tiempo necesario para que yo me despertara, me cagara en él, en su "fregoneta" y en sus rosas que me sacaron de mis sueños así de golpe. ¡Qué falta de respecto y qué atropello! Y después de intercambiar caras de sueño y desconcierto con mi hermana que también se había asomado por la ventana y también se reía, seguí hibernando en verano. Como dice el dicho: "espera lo inesperado".

14 agosto, 2004

Andando



Nos toca caminar. Puede que para eso estemos acá, para caminar y no pararnos. Puede que nuestro deber sea vivir felices, quién sabe. No me paro, aunque me duelan las piernas, aunque haya tenido ampollas más de una vez. No me paro porque sé que si lo hago está todo perdido. Lo último que alguien puede hacer es pararse, perderse el respeto, no ser fiel a sí mismo. Y yo aprendí a serlo, por eso no me paro, porque voy a cargar con cada una de las cosas que llevo, y porque en mi mochila sólo hay lo necesario; vacío. Lo demás, lo importante, lo llevo en los bolsillos. A veces se me unen compañeros de camino y andamos juntos un tramo. Como vienen se van, cada cual hace su via, no valen las despedidas dramáticas, aunque duelan. Seguramente nos volvamos a encontrar. Algunos que van para el mismo lado se quedan de por vida, y alegramos viaje con canciones, o puteamos cuando la tormenta nos dificulta el avance. Tuve la suerte de aprender de todos los que caminaron conmigo, y tengo la suerte de seguir encontrándome con amigos que no conocía. Sigo caminando, sé que va a ser duro, que aunque vayamos juntos el sentimiento de soledad es fuerte de a ratos. Pero me alegro porque las suelas de mis pies son resistentes, van a aguantar lo que venga a partir de ahora. Y estoy contenta, ya puedo andar como a mí me gusta, sin zapatos.

13 agosto, 2004

Diagnóstico aprendicitis

-Hola, vengo a ver los resultados de los análisis.



-Veamos...esto tiene toda la pinta de ser Aprendicitis.



-¿Aprendicitis? ¿Seguro?



-Podemos hacer más pruebas por las dudas, si querés, para saberlo del cierto, pero hay un 70% de probabilidades de que sí.



-¿Cuál es el tratamiento?



-Si evoluciona favorablemente con un tiempo de reposo ya está. Si no, vamos a tener que operar. Tranquila, es algo sencillo, hacemos muchas cada semana, en dos días estas en tu casa. Sentate acá por favor. A ver, si te muestro este libro, ¿te duele?



-Sí.



-¿Mucho? ¿Los pronombres personales, página 224?



-Y...bastante... el tema 30 y el dativo plural sí, los pronombres personales están bien.



-Ajá. ¿Y si te hablo en inglés? How do you feel?



-Uh... me duele mucho. El examen duró todo el día...



-Eso puede haber sido uno de los motivos. A ver...una redacción, 200 palabras mínimo, sin diccionario, sobre tu autor favorito ruso del siglo XIX, su vida y por qué. Tenés una hora. En ruso, por supuesto.



-¡¡UAAAAAAAABGDFH!!

.....perdón...no queria mancharte los zapatos....fue sin...



-Está bien, no es la primera vez, aunque estos impermeables me los estrenaste vos. Una útima prueba para confirmar. Examen oral de inglés.Tema: el sistema judicial de los berberechos preludius en la isla de Pascua evoluciona hacia un cambio positivo con respecto a los años 90, está a favor o en contra? Argumente. 10 minutos para prepararla, 4 para grabar, no puede regrabar, carraspeos y dudas descuentan 0,50 de la nota final cada uno.



[...]



- Soy la doctora Anietti, mándenme un equipo ya a mi consulta, tengo una paciente inconciente, otra aprendicitis aguda, prueba oral de inglés positiva. Y necesito un quirófano urgente, en 5 minutos máximo tengo que estar operando, si Coriantro puede pásenle el resto de mis visitas hasta las 3, no voy a poder atenderlas, apúrense o la perdemos.

12 agosto, 2004

'Come you masters of war'... pero hasta ahí nomás

Pueden estar seguros de que tienen razón, que su verdad es la única, que los demás están equivocados. Pueden matar con tiros o con palabras, con gestos. Pueden despreciar lo que quieran. Lo que nunca van a conseguir, es lo que buscan. Nunca un ser humano va a estar por encima de otro, nunca una idea va a justificar una vida. Que juzguen y condenen desde dentro, que castiguen, incriminen, que sean ciegos reincidentes del alma o sádicos sin nombre. Eso es insignificante. Tan insignificante como las palabras que usen, los silencios que controlen, las voces que impongan. Nada, absolutamente nada puede parar el mundo, porque está en movimiento desde antes de que entiendan antes.



El caos se escapa a su control, y estamos viviendo en el caos, en el orden inexplicable, de modo que los que se crean mejores, que levanten la mano; la vida, las vidas, se encargarán de bajarlas y hacerles ver, ciegos de corazón, que lo único que vale en todo esto es el amor, precisamente porque no vale, no puede ser creado, aprobado, rechazado o muerto. Porque no es mejor ni peor. El amor sólo es, y jamás van a conseguir que no sea; no podrían. Si lo hicieran, no estarían acá, qué paradoja, y yo no estaría escribiendo esto.

Y si en toda su triste vida, con el único sentido de cañones y balas, se encuentran por casualidad con su destino, más les vale vaciar todo el cargador de golpe y tirar el arma al suelo justo antes de quedarse mudos y volver hacia adelante.



A lo mejor no entienden lo que significa una vida. Si lo entendieran, tristes hombres oscuros, no serían oscuros.

El que haya pegado un tiro, el que haya buscado un objetivo para su miedo, no sabe, pobre triste, hacer el amor, y no sabe que sus armas en realidad son de agua. No sabe que cada uno de sus tiros fue de vuelta para su conciencia, la que no conoce.




Cada segundo nace un ser humano, y de los que cada segundo mueren por ustedes, muchos no se van a ir. Para recordarnos que acá se viene a vivir, no a matar, y que la divinidad humana existe para otra cosa; para nacer, no para decidir quién muere, para crear, para crecer, no para aniquilar.

Entonces no esperen de nosotros, como respuesta, más que una cosa: amor.





05 agosto, 2004

Para alguien que no estuvo


Una mujer tose en el vagón de enfrente, pasa un auto, yo me enamoro de vos, llegan las nubes de lluvia, huele a café, el semáforo se pone en rojo, cruza un ciego con su bastón al otro lado de la calle, suena la bocina del tren, pasa la gente, todo pasa. Menos yo, que sigo estando acá, que sigo disfrutando de la lluvia y gritando cuando quiero menos cuando el decoro y las exigencias sociales lo impiden, menos yo que sigo siendo una luz para mí­ misma, que sigo creciendo y fluyendo por segundos, cada instante y a través de todo, que al fin y al cabo es la nada. Menos yo que me emociono con las nubes, que me meto en el agua y canto, y chapoteo, y me sumerjo pero vuelvo a salir y piso la arena, y corro, y camino, y acaricio a los perros. Me importa un carajo lo que pienses, es así­. Vos no estás. Me recojo el pelo sólo como yo, junto flores de la calle, flores hermosas que nadie quiere, piedras que solo sirven para juntar. Soy yo que escribo en el tren, en cualquier parte, sin papel incluso pero sólo para mí­. Una vez escribí para vos, y no quisiste seguir leyendo. Ahora no me importa; ahora estoy acá, viva.


[...for the times they are a-changin'...]

04 agosto, 2004

Nueva línea Eau de Metro: para los amantes de la vida urbana.

Llega Eau de Metro, una colección de perfumes fresca y atrevida que hará las delicias de los auténticos urbanitas. Inspirada en las líneas ferroviarias de la ciudad, recoje las esencias más memorables y atractivas del subsuelo internacional.



Eau de Sobac Natural pour homme (axile Nº2). Si disfruta de los viajes en hora punta no podrá resistirse al aroma intenso e impactante de este perfume con personalidad, para cualquier temporada. Elaborado con notas de ajo, cebolla y agua salada. Dejará rastro.



Humanidad Nº 4, para mujer y hombre. Los cálidos ingredientes que componen este exquisito perfume evocan largos viajes sin espacio ni tiempo para desayunar, en invierno y primavera. Lleve siempre con usted el espí­ritu del transbordo con Humanidad Nº 4. Con esencias de transpiración y un toque justo de desodorante.



Eau de lluvia Acid Grey. Para hombre/mujer. ¿Quién no disfruta los días de lluvia en el tren? Un perfume romántico y envolvente que le ayudará a conservar todo el sentir de las mañanas de humedad en el subsuelo. Empápese de Eau de lluvia Acid Grey. Todo un clásico elaborado con notas tenues de asiento mojado, Agua de Parauga y un suave fondo de serrín.



Intense Parfum Empalago Flower. Vuelve el aroma femenino de metro y bus. Su doble contenido en esencias dulces pero fuertes hará que su día resulte inolvidable. Con notas de jazmín, vainilla, chocolate, dulce de leche, banana, caramelo y maní­ picado, la acompañará a todas partes.





High Alcohol for men/for women. Creado para sentir el espíritu del fin de semana llega High Alcohol. Déjese llevar por este perfume espontáneo y directo, único como los sábados de madrugada. La esencia de cerveza en lata cobra protagonismo sobre un fondo místico de vodka y notas de sangrí­a de brick. Irremplazable.





De venta en perfumerías y grandes superficies.¡Pruébelas!

03 agosto, 2004

Wilbur

Wilbur se quiere suicidar. Eso pone en la entrada de cine que me acabo de encontrar en la calle, hoy que hacen 34º a las 2 y pico de la mañana, y apenas corre viento cuando sacamos a pasear al perro.



Verdi. C/Verdi 32, 20:20, Sala 4. Wilbur se quiere suicidar. 5,60 euros. IVA inclos. Laborable normal. 15 jun.04, dice el ticket. No conozco la película, pero Wilbur se quiere suicidar, y es triste.



Vive en una ciudad como todas, llena de gente que va y viene, que vive. En una ciudad grande y contaminada, con algunos parques donde se puede respirar un poquito, y veredas llenas de hojas que se mezclan con la suciedad humana. Su ciudad se vacía en Agosto. Wilbur lo sabe, eso le entristece más todavía. Se llena de algunos turistas y noches sin sueño que él pasa leyendo, aunque mañana tenga que trabajar. Total está solo. Trabaja en verano y estudia música en el conservatorio. Su gato, compañero inseparable de horas en vela, lo mira con esos hermosos ojos verdes, casi fosforentes, mientras practica con el contrabajo.

Wilbur se siente triste por demasiadas cosas. Me estoy haciendo grande, piensa, y sigo igual que hace unos años. Nada ha cambiado. ¿Para qué estoy acá? En esta sociedad gris, en todo este dolor, ¿qué hago? No le interesa a nadie lo que hago. No tengo nada que hacer acá.. Nada.




Llora mientras toca el blues más triste que existe en el mundo. Un solo de contrabajo, compuesto por él. Aunque no sea en realidad un blues, es azul. Su gato lo mira extrañado. Sabe que no está bien, conoce esa melodía.

Él le habla: no te preocupes, vos me necesitás,no te voy a dejar solo, sos mi amigo.

Pero Wilbur se quiere suicidar.

Los ojos verdosos parpadean un segundo y luego lo miran fijo. Wilbur se seca las lágrimas y ve que ya no queda más tierra para el gato. Vamos, dice,
te voy a sacar a pasear. Sos un gato, tenés que salir a la calle.

Salen y caminan durante largo rato. Se nubla el cielo, gruesas gotas tibias empiezan a caer sobre ellos. Y Wilbur sabe que la tierra llora con él, por todo lo que hizo que su alma se llene de negro. El gato maúlla. Es hora de volver a casa.




Cuando llega, deja las llaves en la mesa, se sienta en el suelo contra la pared y piensa; no puede ser. Una y otra vez.Sin lágrimas ya, pierde el aliento, se deja caer en el vacío extraño de un cuerpo que se duerme, consciente de su sueño.

Está agotado de trabajar, agotado de esperar una respuesta, de esperar a alguien. Agotado de esperar su vida. Sólo quiere dormir para olvidarse de él y del mundo.




Nota el frío del suelo. Algo tibio y pequeño descansa sobre su barriga, respira con él. Abre los ojos y ve al gato, acurrucado, durmiendo. Vos somos todos, estamos acá. La voz del sueño sigue sonando en su cabeza. Empieza a amanecer, y afuera sopla un viento suave con olor a café.



Aún tirado en el suelo saca de su bolsillo una tira de tres billetes de autobús, la desenrolla. En el reverso hay escrito algo que antes no había visto: "Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, eres todas las cosas. Eres el universo". Antonio Porchia.




Recuerda el supermercado ayer a la tarde. No estaba el precio de la tierra para gatos, tuvo que preguntarle a la cajera cuánto costaba y justo antes de pagar se dio cuenta de que se había olvidado el dinero. Mierda. Se llevó las manos a los bolsillos, buscando inútilmente. La cajera lo miró; luego, sin decir nada, le dio un rollito de papel. Tres billetes individuales de bus en una tira. Él tampoco habló, los clientes apuraban. Ella sonrió y siguió atendiendo como si nada. Él se guardó el papelito en el bolsillo y salió distraído como habí­a entrado, ebrio de tristezas.



Desde mi ventana veo como el gato escucha atento las notas del contrabajo. Ahora sé que Wilbur no se quiere suicidar; sabe que él es el universo, como cualquier ser, o cualquier cosa. Me pregunto si deberí­a decirle que ayer saqué el precio a propósito cuando lo vi entrar.