04 abril, 2007

Don't Panic*

“-con el tiempo la chica se convirtió en alguien que nunca pensó que sería. Una persona realista. Sentó la cabeza y se adaptó, porque eso es lo que hacen los realistas. El destino le brindó un hombre que la quería, si bien no respondía a sus fantasías. Después de la universidad todo sucedió muy deprisa y no hubo sitio para la magia. Aunque intentó con todas sus fuerzas ser realista, amoldarse a las circunstancias, no resultó.
No de la manera en que lo había planeado. Y llegó el desastre.

(…)

La mujer estaba simulando. Le hacía creer a la gente que se sentía segura. Se lo hacía creer a ella misma.
Esa mujer sufrió una terrible frustración. Pero tras superar el sentirse destrozada, deprimida y asustada…y llena de rabia…después de todos esos problemas, la mujer aprendió que no podía contar con nadie. Nadie la iba a amar profunda e incondicionalmente. Nadie se arrojaría a rescatarla. Y como era una mujer extraordinaria, mucho más de lo que ella pensaba, comenzó a encontrar consuelo en ese pensamiento. Por sorprendente que pueda parecer, lo hizo.
Porque si podía admitir que estaba completamente sola, lo vería todo claro, mucho más claro que antes, cuando dependía de los demás.
Ahora estaba sola en su isla, con luz y espacio alrededor, y aunque esa vista la asustaba, nadie le ponía límites. Recordaba el pasado, cuando quería magia, recordaba cómo aquellas esperanzas habían muerto. Ahora volvían, pero en lugar de ser como la magia que sueña un niño, sus deseos eran cada vez más sabios.

Y ahora es más fuerte.
Lo suficientemente fuerte como para que nunca más intente adaptarse. Nada ni nadie puede ahogar su deseo. Ese deseo quiere llevarla a lo desconocido.
Lo desconocido es el único lugar al que puede acudir. Una voz en su interior le dice “Cambia o muere. Encuentra una nueva vía o estarás perdida”. Pero ese mensaje le da más miedo que estar sola.
De modo que la mujer intenta desoír el mensaje. No quiere creer. Ya ha cubierto su cupo de riesgos. Sin embargo, la voz débil y tímida, continúa apremiándola. Tiene que permitirse confiar en lo desconocido, porque si no lo hace morirá poco a poco, ¿no es cierto?”*


* Guía del autoestopista galáctico, Douglas Adams.

* Hijas de la alegría, Deepak Chopra.

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