19 diciembre, 2007

cuento para niños en dias de tormenta*



Empieza a gotear.

Ve como los relámpagos iluminan las raíces invisibles del cielo.

Caen estrellas de los árboles del infinito.



Las estaciones ahí arriba son más parecidas a las del corazón que a las de la tierra; hay tiempos en que cada dos por tres es otoño. Entonces, los árboles celestes sacuden algunos frutos de sus ramas. Cuando caen lo iluminan todo, a veces sin hacer ruido, dejando que la luz nos muestre sus raíces de gigante.



Sólo los pájaros conocen el secreto, y ella soñó que era un pájaro.

Por eso sabe que las raíces infinitas cruzan todo el firmamento. Y por eso los pájaros no vuelan más alto: podrían golpearse contra una raíz y caer de tan arriba...



Descalza pisa la tierra. Corre



corre más y más rápido



Huele a lluvia. Se sienta a esperar. Los árboles del cielo no quieren más agua de universo para sus raíces, y dejarán que caiga hacia abajo.

Encima nuestro, piensa.



Toma un sorbo de café.

Tiene los pies sucios de tierra. No se moverá de ahí hasta que el cielo la limpie y aparezca de nuevo esa semilla gigante que aún no germinó. Que late, late siempre esperando ser árbol algún día.



Desde que soy chiquita, es semilla... crecerá?

Deja el café en el piso. Se mira los pies.

Una gota cae en el medio de la taza, anunciando el comienzo de la música líquida. Los árboles de la tierra hablan en voz baja con los pájaros:

-Será verdad que hay árboles celestes?





Ella sonrie mirando las raíces.

Después de la lluvia se irá a dormir. Soñará con ser jardinera de cielos infinitos, para contar sus frutos en el universo.







*(todavía sin dibujar.)

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