22 enero, 2009

Faunalidades

La fauna se duerme adentro de la pecera.
La fauna medita, entrecierra los ojos. Trata de recordar cómo fue que llegó acá.
Un deseo. Un avión. Otro deseo. Una entrevista.


Y la fauna ya habitaba la pecera de cristal de 3 a 9.
Trataba de salir de ahí; muchas veces. Pero no lograba nada. Sólo pensaba cómo hacer para escapar del universo perfecto de los perfumes y las cremas para el bigote.
-No hay nada más que se pueda hacer,- pensó. Intentar escapar, esperar a mañana.
Querer salir.


Los días de sol, estas eran las cosas que pensaba la fauna en la pecera,
rodeada de otras faunas.

2 comentarios:

Tuky dijo...

suerte que algunas "faunas" tienen corazón

querés melón? dijo...

suerte que existen las peceras para recordarnos que existen los mares