24 julio, 2004

Así nomás

No pienso abandonar acá. De todas formas ya crucé la línea, salí del tablero sin verlo venir.

Lloré, pataleé al principio. No es algo que se acepte así nomás. Grité, reclamé justicia, perdón, comprensión. Pero todo eso no es más que lo mismo a lo que ya no pertenezco.
Sólo son dados, y yo no tengo cubilete. No me hace falta.

Estoy fuera y me miro: tengo miedo, hace frío, está oscuro.
Me veo así, vulnerable a la nada que me rodea. Mientras, de ahí dentro salen risas, carcajadas, y llantos desesperados también. Ahí todo el mundo se entretiene con algo.
Pero yo ya salí, no puedo volver a entrar, ni quiero. Prefiero esto.
Este silencio zumbante, este despertar frío y agridulce, que parece ir cambiando de tonalidad allá a lo lejos. ¿Dónde es allá? ¿Dónde es lejos? No existe.

Sé que en esta infinita oscuridad luminosa, en este flotar el vacío, hay más partes de lo mismo que saben lo que yo sé. Saben que no sabemos, sólo somos.

Y ya no grito, no pataleo. Mi llanto se ha vuelto silencioso.
En silencio espero que flote mi conciencia hasta la luz. Porque la luz existe, lo prueba la oscuridad. Y el calor existe, el frío lo demuestra. Tu existes. Lo demuestro yo, y tu no-presencia.


No hay comentarios: