26 agosto, 2004

Vuelta de sartén

El otro dí­a en la cocina me dio por pensar que a lo mejor somos como gotas. Que nuestras vidas, nuestras líneas de pensamiento, transcurren como los caminos que forma el aceite cuando echamos un poco en la sartén y después la inclinamos para que se distribuya (... y al final caemos en que hay que ponerle más o enchastrarse las manos) .



Y no nos damos cuenta de que, como esas gotitas de aceite, sólo pasamos por el canal que ya fue abierto por otras en el antes eterno de hace un rato. Antes, mucho antes de que nosotros lo recordemos, miles de cientos de otras gotas han pasado por el camino que descubrimos y creemos nuevo en nuestro presente. Una senda vieja, abierta alguna vez quién sabe por quién, seca e invisible a nuestros ojos...hasta que se deja ver.



¿Y si no es más que eso? ¿Y si somos como gotas? Si es así, nada puede desviarnos del camino por el que elegimos discurrir salvo, quizás (por suerte o por desgracia para las gotas desviadas), una vuelta "imprevista" y trágica de la sartén, que lo cambia todo.

No hay comentarios: